En el año 2009 el letrado de un joven solicitó los servicios de un perito. El joven inicialmente había sido acusado de chantajear a una menor tras haber instalado en su equipo un troyano. Tras incautarle el equipo y analizar su contenido, encontraron ficheros con contenido pedófilo que además había compartido con otras personas a través de programas P2P.
Las pruebas periciales llevadas a cabo por el perito solicitado por el abogado del joven permitieron demostrar que:
Los ficheros con contenido relacionado con pornografía infantil había sido eliminados por el usuario. Los técnicos del cuerpo de seguridad solo los encontraron tras recuperarlos con herramientas específicas y apenas suponían el 0,001% del total de ficheros.
Los nombres de dichos ficheros no guardaban relación alguna con temas pornográficos o pedófilos.
Efectivamente se habían compartido esos ficheros con otros usuarios a través de un programa P2P, pero dicha compartición se había producido mientras se estaba descargando el fichero el imputado, es decir, antes de que éste pudiese conocer su contenido real y, una vez que lo hizo la descarga equipo, tras poder comprobar su contenido, procedió a su eliminación.
La sentencia fue absolutoria en lo relativo a este extremo.