En el año 2008 una compañía aérea demandó a una agencia de viajes online, por acceder de forma ilícita a sus sistemas y a sus datos, pretendiendo asimilar la utilización de los precios de sus billetes al plagio de su base de datos. La agencia de viajes solicitó los servicios de un perito para aportar las pruebas que permitiesen determinar que:
Las pruebas periciales practicadas permitieron determinar, si la menor duda, que para ofrecer la información sobre los vuelos disponibles en las diferentes compañías, incluida la demandante, la agencia en modo alguno accedía ni a los sistemas ni a la información contenida en su base de datos, ni tan siquiera a su página web, por cuanto todos los datos que obtiene de terceras empresas que recaban esa información mediante la técnica del screen scraping.
En cuanto al segundo extremo, efectivamente, la información que facilita la agencia a sus clientes es la misma que facilita la compañía aérea a través de su página web de acceso público, información que evidentemente no está, ni puede estar, protegida por derechos de autor ya que eso sería lo mismo que pretender que a ti que está con el precio de los pimientos del tendero de la esquina estuviese protegidas por derechos de autor.
En la vista del juicio fue realmente curioso que el letrado de la adversa, que no solicitó pericial de parte, pretendiese establecer una especie de careo técnico con el perito en base a un par de preguntas relacionadas con el supuesto consumo de ancho de banda por parte de la agencia cada vez que un usuario realizaba una búsqueda y con el concepto de Time Out, lo cual evidencia que ni siquiera sabía cómo funcionan estos portales en general, ni el de su cliente en particular. Sin duda fue un error de cálculo por su parte que no le salió como esperaba. La sentencia fue favorable a la agencia de viajes.