Es el día 19 de marzo de 2012. Anda suelto por las calles de Toulosse un motorista asesino. La semana pasada acabó con la vida de tres militares franceses, uno de ellos el día 11 y los otros dos el día 14.
Son las ocho de la mañana, hora de entrada a clase. Padres y alumnos acuden al colegio judío Ozar Hatorah situado en un barrio residencial. Es un centro confesional en el que están escolarizados unos 200 niños. De repente, irrumpe en el lugar un motorista que abre fuego contra niños y adultos. Se baja de la moto y entra en el edificio, con el casco puesto, en persecución de sus víctimas para atraparlas y matarlas, siempre de un balazo en la cabeza.
En las grabaciones de las cámaras de vídeo vigilancia se le ve agarrar a una niña por el pelo y rematarla en el suelo. Tras perpetrar la masacre se dio a la fuga a toda velocidad a lomos de una Yamaha T-Max.
Más de 200 investigadores de los cuerpos de élite de la Policía Judicial tratan de dar con el paradero del enemigo público número uno de Francia. Barajan la hipótesis de que se trata de un terrorista que actúa por su cuenta, un lobo solitario de gran sangre fría y determinación, experto en el manejo de armas y muy metódico.
Los informáticos forenses detectan un anuncio de venta de una moto publicado en Internet por el primer militar asesinado. La víctima había cometido el error de indicar en el propio anuncio su condición de militar. Consideran que el asesino motorista pudo ver el anuncio y proceden a rastrear las más de 700 conexiones a dicha web, obteniendo las IP desde las que se realizan. Seguidamente identifican a los titulares de dichas IP y cruzan esa información con la base de datos de delincuente y personas fichadas, encontrando que dos de ellas corresponden a la madre y al hermano del terrorista, lo que permitió a su vez dar con él, justo cuando se disponía a salir para proseguir con sus actos criminales.
A media mañana del día 22, tras un intenso tiroteo de apenas diez minutos concluye todo. Las autoridades no lograron capturarlo vivo, como pretendían, para que fuera juzgado.
TODA ACCIÓN EN INTERNET DEJA UN RASTRO.
ENCONTRAR AL AUTOR ES SOLO CUESTIÓN DE TIEMPO.